MISION: EDUCAR

La educadora tiene una gran responsabilidad en la vida de los niños. Una palabra dicha, un gesto, una enseñanza queda archivado en la memoria de los pequeñitos.
Siendo así tenemos la necesidad de cuidar de nuestra vida espiritual, para que nuestras clases sean interesantes, creativas, dinámicas y queden gravadas en el corazón de los niños.
Necesitamos pedir la dirección a Dios para reflejar el brillo de Él. Una criatura sabe identificar si la educadora está dando la clase com amor o no.
Esos frutos son vistos cuando la responsabiblidad de lidiar con los niños es asumida como un llamado de Señor Jesús en la vida de la educadora. Una clase siempre tiene que ser una mejor que la otra no puede ser igual ya que nuestro Dios nos renueva día tras día.

 ¿Cómo  recibe a los niños para la clase?¿ Con una sonrisa en el rostro o una cara de desánimo o cansancio? ¿Usted planea sus clases con antecedencia?

Solamente con esfuerzo, compromiso y dedicación cosecharemos los frutos de nuestro trabajo: "Ganar almas"