HABÍA una vez un hombre que se llamaba Abran, él era casado con Sara, que no podía tener hijos, y los dos eran muy viejitos. Abran adoraba al Dios vivo, pero sus vecinos y familiares adoraban a los falsos dioses.
Un día Dios dijo a Abran que se vaya a vivir en otro lugar, que Él le mostraría, y agregó diciendo que él seria papá. Y Abran decidió obedecer correctamente las órdenes de Dios, llamo a Sara, los empleados y, dejando todo para atrás: casa, parientes, amigos y la vida muy buena que él vivía, se fue sin preocuparse con lo que ocurriría.
Por ser obediente, Abran ganó un nuevo nombre, Abrahán, pues Dios le había prometido que sería “padre de mucha gente” y ese es el significado del nombre Abrahán. Ahora Abran se llamaba Abrahán, pero su esposa no quedaba embarazada. ¿Será que Dios se había olvidado de bendecir a Abrahán? “¿O se había olvidado de lo que había prometido?” ¡No, nada de eso! El Señor jamás se olvida de Sus hijos y realiza el milagro en el momento correcto.
Y cuando menos esperaba, tres ángeles le dijeron a Abrahán que Sara tendría un bebé. El tiempo pasó, y el bebé nació, y lo llamaron de Isaac. Sara y Abrahán se quedaron muy felices y agradecieron a Dios.
Cuando Isaac creció, Dios decidió hacer una prueba con Abrahán. Él pidió que Abrahán ofreciese a Isaac como ofrenda. Qué difícil decisión para Abrahán, ¿verdad? Él había esperado tanto tiempo por aquel hijo y ahora Dios lo estaba pidiendo. Pero, más una vez el obedeció a Dios y, sin reclamar, decidió entregar el hijo. ¿Saben lo qué ocurrió? En el momento que Abrahán sacrificaría el hijo, Dios le dijo que no hiciera aquello, pues en aquel momento Abrahán tendría mostrado a Dios que lo amaba de verdad. Y cuando miró para atrás, Abrahán vio un cordero atrapado, lo tomó y lo ofreció a Dios.
CONCLUSIÓN
Amiguitos, Dios es fiel e hizo lo que había prometido en la vida de Abrahán, como está escrito en Salmos 98.3. Si la persona es obediente a Él y lo busca con toda su fe, Él realiza el milagro que ella desea. Por eso no debemos quedar preocupados, pues las preocupaciones confunden a las personas que sean bendecidas. ¿Y para que quedar preocupados si Dios tiene el poder de traer a la existencia lo que no existe? ¿Verdad? Crean en esto.
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