Lleve sus hijos a encontrar la verdadera razón de vivir
Si orientáramos a nuestros hijos de acuerdo con las enseñanzas de Dios, vamos a encontrar la sabiduría para enseñarles a tener placer en las cosas más simples de esta vida, aparentemente imprescindibles a nuestros ojos, cosa como: en el movimiento de las nubes, el bailar de las mariposas, el beso de quienes amamos, una sonrisa solidaria, un abrazo amigo.
La felicidad no es por acaso, la felicidad es un entrenamiento diario. Entrene a los niños para que sean excelentes observadores. Enséñeles a apreciar la naturaleza que Dios creó. Dé un paseo por los campos o por los jardines con ellos, haga que observen el brotar de una flor, el canto de un pájaro, y descubra juntamente con ellos lo bello de lo invisible.
Enseñe a sus jóvenes a observar los sencillos momentos, la fuerza que surge en las pérdidas, la seguridad que existe aún en el caos, la grandeza que viene de los pequeños gestos. Las montañas son formadas por ocultos granos de arena. Enséñelos a admirar la grandeza y el poder de Dios.
Nuestros niños con certeza serán más felices, si aprenden a contemplar lo bello en los momentos de gloria y de fracasos, en las flores de la primavera y en las hojas secas del invierno.
El secreto de la felicidad se esconde en cosas simples y anónimas, tan distantes y a la vez tan cerca de nosotros.
Guíe a sus hijos para que descubran los grandes motivos para ser felices en las pequeñas cosas. Para que encuentren la verdadera razón de vivir. Presénteles el Autor y el Consumador de nuestra fe y de la verdadera felicidad, ¡JESÚS!
Dios los bendiga.
Solange Guimarães
1 comentario:
que lindo
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