7º Día del Ayuno de Daniel



Por la hipersensibilidad de la naturaleza humana a las emociones, es difícil renunciar a los deseos de la carne.


El conflicto entre espíritu y carne se ha cobrado víctimas fatales. Peor aún: víctimas fatales para toda la eternidad.
¿Cuántas relaciones amorosas han terminado en muerte? ¿Cuántos suicidios? ¿Cuántas víctimas ¿Por qué?

Simplemente porque las personas sensibles se rinden a los caprichos de los sentimientos. Se convierten en rehenes de la voz del maldito corazón engañador. Ha sido tan fuerte que ni se ponen a pensar por un momento.
Piensan que aquellos momentos de profunda tortura jamás van a cesar. Piensan que el “amor” perdido significa el final de su vida.

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