Tener malos pensamientos en el corazón es una enfermedad. No quiero decir que es posible que alguien nunca tenga un mal pensamiento. Lejos de eso. Somos humanos. Todos tenemos malos pensamientos,inclusive yo. Sin embargo, la enfermedad a la cual me refiero es cuando la persona constantemente tiene malos pensamientos contra otros o contra ella misma. Ya se volvió un hábito, un vicio que ella practica sin ni siquiera notarlo.
Imagínese abrir la canilla de la pileta de su baño y que solo salga agua del desagote. Va a la cocina, abre la canilla, ¿y qué sale? Más agua del desagüe. ¿Cómo sería vivir en una casa así? ¿Una locura? ¿Inhabitable? Claro, pero es así como vive la persona que mantiene malos pensamientos.
La mente es nuestra fuente de ideas, decisiones, dirección, y soluciones. Pero si está podrida como una fosa, llena de pensamientos malignos, ¿qué saldrá de allá?
No diga que usted no puede controlar sus pensamientos. Usted tiene el poder para eso. Vigile lo que entra a su mente a través de sus ojos y oídos. Preste atención qué hace con lo que ya está dentro, pues eso terminará saliendo tarde o temprano.
Al paso que usted va absorbiendo los Pensamientos de Jesús, automáticamente los suyos van siendo purificados.
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