La Pascua

¿Quién aquí ya escuchó hablar que Jesús fue castigado y clavado en una cruz? Muchas personas se emocionan al ver películas con las escenas del sufrimiento de Jesús. Pero, ¿será que Jesús mereció pasar por tanto sufrimiento? ¿Usted sabe cual fue el error que Él cometió para haber sufrido tanto en aquella cruz? (Espere que ellos respondan). Jesús no cometió pecado alguno, pero fue crucificado para aproximarnos de Dios. Desde la creación del mundo, el deseo de Dios era que el hombre quedara junto De él. Sin embargo el pecado de Adán y Eva nos alejó del Creador. El tiempo fue pasando y cada día la humanidad se alejaba más y más de Dios. Por ser misericordioso, Dios nunca aceptó ver sus criaturas sufriendo lejos de Él. 

Por eso, Él decidió ofrecer su propio Hijo en sacrificio por nosotros. Jesús vino al mundo con esa misión: pagar el precio para rescatarnos del imperio de las tinieblas; y el precio fue la muerte en la cruz. Jesús fue humillado, castigado, clavado en la cruz por amor de cada uno de nosotros, asumiendo la culpa de toda la humanidad. Saben niños, en aquella época solamente los criminales eran crucificados. Y Jesús fue clavado en la cruz al lado de dos ladrones. Él murió, fue colocado en un sepulcro y la entrada fue cerrada con una gran piedra. El domingo por la mañana, tres días después de su muerte, María Magdalena y sus amigas fueron hasta el túmulo cargando consigo perfume para perfumar el cuerpo de Jesús. Llegando próximo al sepulcro, ellas viran la piedra removida y, al entraren, tuvieron una gran sorpresa. 

¡El túmulo estaba vacío! ¡Jesús no estaba más allá! ¡Que grande susto María Magdalena llevó! Ella comenzó a llorar, pensando que alguien hubiera llevado el cuerpo de Jesús. Pero, de repente aparecieron dos ángeles delante de ellas y les dije: ¿Por qué están buscando entre los muertos al que vive? Jesús no está aquí, Él resucitó. Imaginad la alegría que María Magdalena y sus amigas sintieron al oír eso. Las mujeres salieron de ay y fueron corriendo contar para los discípulos. Sin embargo, María Magdalena continuó allí, llorando. En cierto momento, ella escuchó alguien hablando con ella, al mirar para tras, vio Jesús de pie bien cerca de ella que le dije: María, Yo aún no subí para mi Padre. Va y cuenta a los discípulos que Yo estoy subiendo para mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes también.  

María salió con el corazón lleno de alegría diciendo: Vi el Señor Jesús. ¡Él está vivo! ¡Nuestro Señor Jesús está vivo! Él no está más crucificado en una cruz, pues ella está vacía. El sacrificio de Él en la cruz no puede ser, para nosotros, motivo de tristeza, pero de alegría, pues en la cruz Jesús nos traje la victoria, venciendo todo el mal y rescatándonos para Dios. A través del sacrificio de Él ganamos el derecho de la salvación, o sea, el derecho de vivir eternamente con Dios allá en el cielo. Y el mejor es que todos pueden tener ese derecho, basta sólo aceptar Jesús como su Salvador. Maravilloso, ¿no es así? Ahora hagamos una oración y digamos para Él entrar en nuestro corazón, pues nosotros Lo aceptamos como Salvador.

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