Unidad 3: Contando el milagro


HABÍA UNA vez., una educadora de la EBI que se llamaba Camila. Ella enseñaba a los niños con mucho cariño, oraba por ellos y daba las clases de todo su corazón. Camila siempre observaba el comportamiento de los niños de su clase, y conocía a todos. Cierta vez, una niña llegó por la primera vez en la EBI. Nanda tenía los cabellos largos y rubios, sus ojos eran azules como el cielo la niña era muy bonita, pero la educadora Camila se dio cuenta de una tristeza en su mirada, que hizo con ella llamase a la nueva alumna para conversar.

Conversando con Nanda, educadora Camila se quedó sabiendo del problema que tenía en la familia de la niña, pues sus padres se habían peleado y estaban pasando por muchos problemas financieros. La mamá de Nanda era nerviosa, y había decido ir a la iglesia a buscar un milagro.

La educadora Camila enseño a la niña a confiar en Dios y a orar con fe, contándole a Él todos sus problemas. Ella oyó e hizo todo como había aprendido. Algunos días después, Nanda llegó feliz a la EBI y todos se dieron cuenta de su trasformación; pero no conto a nadie el motivo de su alegría. Hasta que Camila la llamó para una charla y le preguntó cuál era el motivo de aquella alegría. Y Nanda respondió:

- Mi papá entregó su vida para Jesús y no se pelea más con mi mamá. A pesar de eso, no estamos más pasando por necesidades.

Entonces Camila le preguntó porque ella no había contado aquel milagro para la clase. Y Nanda respondió que estaba con vergüenza. Camila explicó diciendo que ella no debería tener vergüenza de hablar sobre lo que Dios había hecho. Oyendo aquellas palabras, Nanda fue hasta la frente de la clase y dijo a todos sobre la bendición que había recibido, la clase se alegró, aplaudieron para Dios y

Camila dijo:

- Glorifiquemos y alabamos a Dios cuando damos nuestro testimonio. Así como ustedes se quedaron felices por oír el testimonio de Nanda, así también Dios se alegra cuando contamos Sus hechos. Toda la clase de la educadora Camila aprendió sobre la importancia de contar sobre los milagros.



Conclusión:

Hay un versículo en el libro de Salmos que dice: “Proclamen su gloria (…)”. Nosotros hablamos de la gloria de Dios cuando contamos lo que Él realizó en nosotros, de los milagros que recibimos. Haciendo esto, estamos contando “…sus maravillas entre todos los pueblos”. Por eso, si ustedes fueron bendecidos cuenten para todos, ¿amen?











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