HABÍA UNA VEZ
¡Pero un día Guido hiso una cosa muy fea. Guido tomó un jueguito escondido de un amigo. Cuando llegó a la casa con el juego, el señor José le preguntó a él de quien era aquel juguete. Y Guido le dijo que lo había tomado escondido de un amiguito. ¿Nosotros podemos tomar las cosas escondidas de los demás? ¡No, a Jesús no le gusta eso! Guido había hecho algo muy equivocado. Entonces su papá habló muy serio con él y dijo: Hijo mío, mañana mismo entregaras este juguete a tu amigo. Y el niño respondió: Discúlpame papá, nunca más haré esto. Y entonces José le dio un beso y un fuerte abrazo a Guido.
Aprendimos que cuando el papá o la mamá llaman la atención a los hijos es porque nos están cuidando y desean que ellos aprendan las cosas correctas. El papá que enseña a su hijo, lo aman así como Dios ama a Sus hijos.
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